24 de agosto de 2015

Ajoblanco


Hasta los siete años   ¡¡¡ qué malos fuimos para comer !!!
Recuerdo cómo la tía Isa, iba detrás de nosotros, con pequeños trozos de pan untados en mantequilla y mermelada para ver si merendábamos. O como sentada entre mi hermano y yo, se quedaba en la mesa hasta el final; por si comíamos un poco más.
Con esa infinita paciencia, algunas veces conseguía su objetivo; otras en cambio, era imposible convencernos para abrir la boca.
Así que en una revisión, la Pediatra de la familia, recomendó a mi madre para el Verano un cambio de aires. Y a ser posible, rodeados de Naturaleza.
Poco tardó en seguir las instrucciones, descolgar el teléfono y hablar con una de sus hermanas, mi tía Tirsa {una de las mujeres más buenas que han formado parte de mi vida} que en aquellos momentos vivía en la Sierra de Jaén, y organizar nuestras vacaciones.
Allí, entre buen pan, mejor agua, un riachuelo que cruzaba el pueblo, saltos y carreras con otros niños, baños en la piscina, mucho juego . . . y la rica comida de mi tía, consiguieron su objetivo.


Uno de los platos que recuerdo, era el Ajoblanco que preparaba mi tía. La imagen se repetía algunas mañanas: cogía los ingredientes, un cuenco bien grande de barro blanco y se sentaba en el patio, junto al enorme jazmín. Comenzaba a machacar todo poco a poco, a girar el cuenco y a golpe de mazo, quedaba una masa espesa, que por último aligeraba con el agua.
Creo que todavía huelo aquél aceite.
Y yo, sentada frente a ella, disfrutaba de esa costumbre tan sencilla, y de mi tía Tirsa, que entre golpe y golpe iba contándome historias.
Y tras ese Verano, siguieron otros, ya sin prescripción médica. Sólo por lo bien que lo pasábamos.


Lo hacía por la mañana, para que a la hora de la comida estuviera bien fresco y lo tomábamos con uvas, trozos de pan y melón. Ahora de guarnición, me gusta mucho añadirle pequeños trozos de manzana ácida, tipo Granny Smith.
Nos convencía día a día para comer cosas que no habíamos probado, y nos prometía un helado mantecado cuando pasase el heladero por la puerta con su carrito, que solía ser por la tarde; después de la dichosa siesta. Todos los niños de la calle, acudíamos como abejas a la miel.
Y los fines de semana, nos llevaba al mercado a comprar churros, los mejores del mundo. Que nos lo daban en un junco anudado y los llevábamos hasta casa como si fuesen un tesoro para mojarlos en el Colacao.
Y vaya si comíamos. Ni mi madre dio crédito cuando fue a buscarnos.



El Ajoblanco es una sopa fría, típica de algunas partes de Andalucía {Jaén, Córdoba, Málaga y Granada}. En Almería, consiste en una crema para untar que está buenísima y es adictiva.
En Extremadura, también se toma Ajoblanco, pero los ingredientes son diferentes.
Me apunta mi madre, que mi abuela se lo hacía a uno de mis tíos con harina de habas, pues era alérgico a las almendras y que así también está riquísimo.
El origen de este plato, parece ser griego y posteriormente romano. Y como suele ocurrir en la mayoría de estas sopas frías, su inicio sin lugar a dudas, debió ser bastante humilde.
Por supuesto he elegido la versión moderna, es decir, batidora y listo. No puede ser más sencillo y rápido de hacer, y como en todas las recetas tradicionales, la proporción de los ingredientes,
va en gustos.
¿Te voy preparando un plato?



- Pondremos el pan en un cuenco amplio.
- Le añadimos el litro de agua.
- Agregamos el vinagre, y la sal marina.
- Reservamos.
- Mientras, vamos a pelar las almendras. Las ponemos en un recipiente hondo cubiertas de agua y las llevamos dos minutos al microondas.
- Escurrimos el agua.
- Ya podemos pelarlas. Con una simple presión en la piel, se desprenderá facilmente.
- En el vaso de la batidora, añadimos el pan remojado y el agua que no haya absorbido también.
- Incluimos el diente de ajo.
- Agregamos las almendras y empezamos a batir.
- Cuando vemos que está hecho puré, añadimos el aceite en forma de hilo. Para que emulsione bien.
- Probamos para ver si hay que rectificar y añadir más agua, sal o vinagre y llevamos al frigo para servirlo bien frío. Yo tuve que añadir medio vaso más de agua, estaba demasiado espeso.
- Para acompañar, cada uno lo que prefiera: melón, uvas, manzana . . . al gusto.

Espero que si no lo has probado nunca, te animes. Tiene un sabor delicioso y este verano, con las temperaturas que estamos teniendo, lo cierto es que los platos fríos es lo único que apetece.

Eso es todo por hoy, nos vemos en unos días.
Hasta entonces, se feliz o al menos, inténtalo.